miércoles, diciembre 09, 2009

Vivir coloreado



La mayoría de las veces, un poema evoca una imagen que nunca encontraríamos como en nuestra mente. Cuando he descubierto la ilustración que encabeza la entrada me ha pasado lo contrario. Es obra de gustillimpimuk-ul-xic y va dirigida a un poema de Miguel Hernández. No sé a cuál, pero a mí me ha llevado hasta las Nanas de la cebolla. La imagen me emociona, creo que plasma estupendamente la ternura del poema, ese amor que duele del poeta...Al ver esos piececitos he percibido la misma transmisión de sentimientos que me me sugieren algunos versos de este poema. Curiosamente también me ha pasado lo mismo con las Nanas de la cebolla en la voz de Serrat: transmite y contagia emoción. Debe ser que Miguel Hernández inspira. O será el poema, que es sencillamente genial.



NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

4 comentarios:

Joselu dijo...

Es uno de los poemas más estremecedores y hermosos que he leído nunca. Miguel Hernández en su corta vida alcanzó alturas líricas que se concentran sintéticamente en el Cancionero y romancero de ausencias, escrito ya en la cárcel. Un artista del pueblo que nunca obtuvo nada de su arte, salvo la satisfacción de crear belleza. Me emociona en este poema cuando aspira a que su hijo siga riendo sin que sepa lo que pasa ni lo que ocurre. Así, sin más. Pura desnudez. Un cordial saludo.

Elisa dijo...

Para mí también las nanas son uno de los poemas más emocionantes que he leído, pero también quiero agradecerte el descubrimiento de las maravillosas imágenes del blog de Gusti. Qué cantidad de arte se desparrama en los blogs.

Marian dijo...

Joselu, también a mí me emociona lo mismo. En el contexto en el que se escribió, donde habría tanta dureza, tanta crueldad, tanta muerte, lo menos esperable del poema es esa dulzura, esa vitalidad, esa ingenuidad... Por eso creo que emociona más.

Elisa, soy una adicta de ese arte desparramado en la red, ;D Me puedo pasar horas viendo páginas de ilustraciones. Son el complemento perfecto de la literatura.

Leticia dijo...

Son nanas que siempre me sobracogen. Un beso.