Hoy, leyendo noticias en Internet, me ha sorprendido descubrir la cantidad de denuncias del profesorado que hay por agresiones de los alumnos ¿Qué está pasando en el mundo educativo? ¿Qué hay que replantearse para cambiar el rumbo que estamos tomando? Hace algunos días en una entrada del blog ya hablé de que el desánimo me invadía por determinadas actitudes de los alumnos ante las materias que impartimos. Pero eso es lo menos grave. Lo peor es el despecho y el desprecio por parte del alumnado hacia la labor educativa en general, hasta el punto de llegar a extremos violentos. Yo no vivo estas situaciones ahora, pero sí las viví en primera persona el curso pasado: cubrí una baja por depresión en un centro bastante conflictivo y sé lo que es dar vueltas y vueltas en la cama la noche previa a los días con horas de clase a alumnos "temidos", y no poder dormir a causa de la inquietud y el miedo de no saber con qué me encontraría ni qué haría al día siguiente. Este año solo lamento la generalización de la apatía y el desinterés en el alumnado, pero al menos no peligra mi salud psíquica o física. Los profesores y educadores nos cuestionamos qué está fallando, intentamos arreglarlo también por la parte que nos toca, pero hay circunstancias en que ya es demasiado...¿Acabaremos vistiendo como el personaje de la viñeta? ¿Qué hemos hecho para merecer esto? ¿Compensan tantos años de estudio y dedicación a la profesion ante este panorama tan desalentador?
20 comentarios:
Pues cada vez supongo que os compensa menos. Es lamentable todo. Y ya supongo que, dependiendo si un año hay más o menos suerte con el alumnado, la vida (no sólo laboral, también la privada) se puede resentir bastante más de lo deseable.
Yo hace tiempo que desistí del intento: ni siquiera se me ocurre ya prepararme las oposiciones que me permitirían ser profesor. Cada vez más complicado, y peligroso, todo eso.
Besos.
Pues sí, la vida familiar también se resiente, pues llegas a casa, que es donde puedes desahogarte y, si lo pasas mal, agobias a los que más cerca tienes.
Lo bueno es que esta profesión no siempre es tan negativa. Compensan muchas cosas. Y también depende del centro y los alumnos que tengas.
Un abrazo, Juanma.
Ay Marian espero que podamos sobrevivir y que no perdamos la ilusión por enseñar auque hay días, y grupos, que desaniman a cualquiera. Un abrazo compañera de fatigas y alegrías en ese duro oficio de enseñar. Besos
Marisa, lo que hace posible sobrevivir y no perder la ilusión es el amor por la profesión. No entiendo que haya gente que se dedique a esto exclusivamente por el sueldo y las vacaciones. Y, como le decía a Juanma, siempre hay alumnos por los que merece la pena dedicarse a enseñar.
Besos.
Estoy de acuerdo contigo Marian, si no se ama esta profesión se hace insoportable. Pero por cada mal alumno tenemos varios buenos que nos dan la vida, que nos encandilan con su ilusión, su motivación y sus ganas de aprender. Esos son los que nos pagan el sueldo y los que nos hacen continuar.
Un saludo.
Exactamente, un profe cualquiera, suscribo tus plabras letra por letra: esos alumnos son los que dan sentido a esto y los que hacen que, finalmente, le restemos impotancia a lo negativo. Saludos.
Saludos
Poesia en la universidades contra la violencia !!!!!
Cada vez es más admirable, y más difícil, el trabajo que llevais a cabo los profesores.
Saludos.
Yo creo que todos, en algún momento de nuestra vida académica, nos hemos encontrado con alumnos peligrosos, yo, sin ir más lejos, el año pasado tuve uno. Sobreviví como pude, pero los días que tenía clase con él eran para mí un suplicio. No sabía cómo tratarlo. Al final, opté por ofrecerle cierto coleguismo y algunas concesiones para preservar la integridad física, pero académicamente fue un desastre. Lo único que saqué en claro fue que a las buenas se podían conseguir algunas cosas, a las malas, nada.
Un saludo
Marian, con permiso vi la puerta abierta y decidi pasar a saludarte.
Mira es un tremendo vuelco que han tenido hoy en dia los alumnos con respecto a sus profesores ya no hay respeto y los alumnos descargan sus problemas familiares en el colegio y viene el bullying y mas,admiro inmensamente a los educadores, uqe DIOS les de fortaleza.
cariños de chile
No te lo vas a creer, pero justo pensaba en eso ahora mismo. Acabo de conocer el caso de una denuncia de una profe amiga mía a un alumno. La esperaba en la puerta del instituto y en la carretera. Le decía: "hoy a las 6 estarás muerta".
Yo también me planteo todo eso, no quiero vivir con tanto miedo...Pero también pienso que los buenos merecen ser enseñados.
¿qué más necesitamos para ver que la cosa no está funcionando? Y lo pero, ¿qué hacemos para solucionarlo?
hoy tengo yo un día de esos malos...
radioblogueros, cada vez está la cosa educativa más difícil, pero se sobrelleva...
Jorge,Seisito, bienvenidos, me parece estupendo que entréis y os invito a seguir haciéndolo.
Miguel, es triste comprobar que estos momentos de dificultad son más frecuentes de lo que deberían, aunque también reconforta saber que no solo le pasan a un@. Me parece muy buena la opción de ir a las buenas: batallar continuamente desgasta y, además, no sirve más que para empeorar las cosas.
Edelia, ay, cómo te entiendo. Ánimo. Mañana ese momento malo quizás dé paso a uno bueno...
Saludos.
Yo me planteo muchas veces la viabilidad de mi camino hacia la docencia. Con lo duras que son las oposiciones, muchas veces me planteo abandonar y coger otro camino. Pero la breve experiencia docente que tengo me anima todos los días a seguir adelante. Ser profe es magnífico, a mí, me llena de vida. Es lo que quiero y seguiré luchando. La violencia y los problemas en el aula, pues sí, los hay, no vamos a negarlos. Yo creo que tenemos que intentar poner en una balanza las experiencias positivas y las negativas, comprobar hacia qué lado se inclina e intentar relativizar. En caso contrario, podemos volvernos locos de remate.
Un besiño, linda.
Claro, Noa. Como hemos dicho, lo que importa es que nos guste la docencia a pesar de las dificultades y los problemas que conlleva. A mí también me sigue ilusionando, pero es cierto que hay días en que he llegado a plantearme si verdaderamente servía para desempeñar este trabajo en las condiciones actuales. Es difícil sobrellevar lo malo de la profesión.
Lo que hay en las aulas son un tímido reflejo de lo que hay en la sociedad: La violencia, el racismo, el machismo, la xenofobia, la mediocridad...
¡¡Pero ahí están los docentes, los nuevos quijotes, luchando contra los molinos de viento de la intolerancia y la ignorancia!!
Yo creo, Ignacio, que se va conviertiendo ya en un descarado, más que tímido, reflejo. En fin...yo también me pongo quijotesca y, como pienso que no hay que rendirse ante la adversidad, diría a veces estas palabras:
"-¿Leoncitos a mí? ¿A mí leoncitos y a tales horas? Pues ¡Por Dios que han de ver esos señores que acá los envían si soy yo hombre que se espanta de leones! " (Capítulo XVII)
Yo creo, como dice Ignacio, que tenemos un problema social, que se ha hecho extensivo a las aulas. Si cunde el desánimo, que es del todo comprensible, con lo que se vive a veces... entonces tendremos dos problemas. Creo que está bien sacado lo quijotesco. Pero también hay que saber mantener la cabeza fría. Yo no soy profesor y he renunciado ya dos veces a un taller que hacía con mucha ilusión, pero que me daba tantos disgustos por otras razones que corría el peligro de que la rama enferma contaminara al árbol. Es importante que haya maestros con ganas y cierto grado de valentía; también que no sean héroes, sino sabios y prudentes.
Sabias palabras, Gonzalo: lo más necesario es el temple, saber hacer frente a los problemas con valentía pero sin heroicidades, que no llevan a ningún sitio. Con la cita del Quijote pretendía poner de relieve que a veces es necesario no amilanarse, pero por supuesto, tampoco hay que ir de "gallito".
Sé que la educación debe ser obligatoria, pero cada día estoy más convencida de que no a toda costa y bajo el mismo formato para todos. Hay perfiles que están indicados para formación profesional y otros casos para centros muy especiales que puedan atender problemas que a nosotros nos superan. Ahí puede estar la base de muchos de los problemas en la escuela.
Lo peor es que parece que hay que esperar a que algo grave de verdad nos haga replantearnos algunas cosas...
Julián, muchas veces pienso lo mismo. Hay tantas cosas en mal estado que cualquier día se vendrá la casa abajo. La obligatoriedad de la enseñanza hasta los dieciséis es una buena medida si se acompaña de otras que ayuden a paliar los problemas que ha creado: hay alumnos que van a no hacer nada y a impedir que cualquiera estudie; hay alumnos que van promocionando "por imperativo legal" hasta llegar al tope de edad sin aprender absolutamente nada y sembrando por todos lados la discordia...¿por qué, ya que es obligatorio que vayan a los centros educativos, no se toman medidas que impidan que vayan a " estar por estar" quees peor que si nop estuvieran?
Los tutores debemos ocuparnos de avisar si faltan, de advertir sobre el absentismo muchas veces sin quererlo, deseando que infrinjan la ley y no vengan, para poder dar las clases medio en condiciones. El tema daría para otra entrada, o muchas otras.
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