sábado, mayo 09, 2009

Guiños intertextuales: Kafka y el Quijote


Créditos de la imagen: Carlos Cubeiro


Como ya he comentado en otras ocasiones me encantan los ejercicios de intertextualidad, las distintas versiones de una misma obra, con sus textos, sus hipertextos y sus hipotextos. Y este gusto lo hago extensible a muchos ámbitos: la literatura, las imágenes, las canciones...Son muchos los ejercicios de este tipo que tengo guardados, o que voy encontrando y voy almacenando, así que me he propuesto agruparlos en una sección en el blog dedicada destacar estas obras en las que se recrea o se juega con un conocido original. Aunque he escrito varias entradas de este tipo, inicio con la de hoy, con este microcuento de Kafka, esta sección. Las conexiones con el Quijote están claras...




Texto procedente de: Biblioteca Digital Ciudad Seva


8 comentarios:

Anónimo dijo...

de hecho miguel de cervantes y todo nuestro mundo no son sino un sueño de sancho panza

que no despierte, espero

Marisa Peña dijo...

Vaya es un texto genial...lo tendré en cuenta.si es que da gusto pasarse por aquí y encontrar tus tesoros literarios y didácticos. besos enormes querida Marian

Lourdes Domenech dijo...

Hola Marián,

Aquí te dejo un microcuento que recrea otro tradicional. Quizá lo conozcas, pero por si acaso...


"En medio de un claro, el caballero ve el cuerpo de la muchacha, que duerme sobre una litera hecha con ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores. Desmonta rápidamente y se arrodilla a su lado. Le coge una mano. Está fría. Tiene el rostro blanco como el de una muerta. Y los labios finos y amoratados. Consciente de su papel en la historia, el caballero la besa con dulzura. De inmediato la muchacha abre los ojos, unos ojos grandes, almendrados y oscuros, y lo mira: con una mirada de sorpresa que enseguida (una vez ha meditado quién es y dónde está y por qué está allí y quién será ese hombre que tiene al lado y que, supone, acaba de besarla) se tiñe de ternura. Los labios van perdiendo el tono morado y, una vez recobrado el rojo de la vida, se abren en una sonrisa. Tiene unos dientes bellísimos. El caballero no lamenta nada tener que casarse con ella, como estipula la tradición. Es más: ya se ve casado, siempre junto a ella, compartiéndolo todo, teniendo un primer hijo, luego una nena y por fin otro niño. Vivirán una vida feliz y envejecerán juntos.

Las mejillas de la muchacha han perdido la blancura de la muerte y ya son rosadas, sensuales, para morderlas. Él se incorpora y le alarga las manos, las dos, para que se coja a ellas y pueda levantarse. Y entonces, mientras (sin dejar de mirarlo a los ojos, enamorado) la muchacha (débil por todo el tiempo que ha pasado acostada) se incorpora gracias a la fuerza de los brazos masculinos, el caballero se da cuenta de que (unos 20 o 30 metros más allá, antes de que el claro dé paso al bosque) hay otra muchacha dormida, tan bella como la que acaba de despertar, igualmente acostada en una litera de ramas de roble y rodeada de flores de todos los colores."

QUIM MONZÓ, El porqué de las cosas

Toni Solano dijo...

Gracias por los intertextos. Como Lu, yo también te regalo otro que me encanta: Teoría de Dulcinea, de Juan José Arreola.

Unknown dijo...

Comparto ese mismo gusto, Marian. De esos cuentos que cita Lu de Quim Monzó, yo recuerdo el de "La monarquía": una variación genial de La Cenicienta... (no sé enlazar desde los comentarios, lo siento :(

Marian dijo...

amor y libertad, es una opción bastante bonita la que apuntas...Bienvenido a este sitio.
marisa, gracias a ti por pasarte. Tu visista siempre alegra.
Lu, Antonio, gracias por los regalos. No los conocía, son buenísimos. El de Quim Monzó es muy emotivo y el de Dulcinea es genial... y le viene, además, al pelo a este de Kafka. No descarto darles el protagonismo que se merecen con una entrada para ellos.
Carlota, No he podido encontrar el cuento, pero imagino que será una recreación bastante original, como la de la Bella durmiente. Gracias por recomendarlo. Lo buscaré.
Besos a todos.

Juliiiii dijo...

Qué interesante este texto de Kafka, que desconocía completamente. Supongo que si lo aplicas en el aula, de bachillerato no bajas, y dando literatura universal, ¿no?

¡Saludos!

Marian dijo...

Sí, para trabajar en el aula con los alumnos de ESO son mejores los de Quim Monzó, que versionan cuentos populares de siempre. Saludos, Juliiii