Hoy traigo un poema para coger fuerzas después de estos días de puente:
Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya
6 comentarios:
Qué bonito, que difícil y que, en tantas ocasiones, imposible, ¿no?
Si siempre se pudiera conseguir sería todo fantástico.
Besos.
Yo versionaría el poema de Celaya (sin ánimo de enmendarle la plana, Dios me libre) en lo que uno tiene que llevar en el alma...
un algo de padre y madre, un poco de madrastra y padrastro, un mucho de psicólogo, un más de educador social...
Pues sí, es difícil, Juanma. Pero el reto es intentarlo al menos.
Lu, coincido plenamente con esa versión...Los profesores de ahora somos todo eso y más.
Besos.
Educar, navegar, aprender, ser libre... ¡qué grande es nuestro oficio!
¡Qué preciosidad! Si me das permiso, este lo cuelgo en el departamento. Hay días en que necesitaríamos leerlo....varias veces...un abrazo
Estoy de acuerdo en que nuestro oficio es grande,Antonio, a pesar de los pesares...
Edelia, me parece una idea fantástica. Y el permiso no tienes que pedírmelo a mí,;)
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