Me sumo a la iniciativa de Antonio Solano de celebrar con un poema de la Generación del 27 este 16 de diciembre. Hoy se cumplen 82 años de aquel día en el que algunos poetas de la que se llamaría Generación del 27 se reunían en Sevilla para homenajear a Góngora. Yo lo celebro con un poema de Luis Cernuda y la imagen de la casa donde nació este poeta.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de
su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en
alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de
su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en
alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
7 comentarios:
Me encanta este poema de Cernuda. Intentaré sumarme al homenaje de la Generación del 27 (si las sesiones de evaluación me lo permiten).
Un abrazo.
Te puede servir de relax, entre tanta nota. A mí estos días de trabajo excesivo me ponen las pilas, me pongomás activa. Y mañana tengo una único día de evaluaciones, desde las 4 ¡a las nueve! Me veo durmiendo en el instituto...
Precioso poema de Cernuda en que se afirma que "libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien". Hermosa paradoja que refleja lo que es el sentimiento amoroso, ese en el que dejamos a la entrada nuestro yo para diluirnos en otro. Me alegro de compartir también el homenaje. Un cordial saludo.
Éste fue uno de los poemas que me hicieron descubrir y apreciar el universo de la poesía cuando era adolescente.
Buena elección. Un saludo
Menudo clímax... Estamos con Cernuda como para hacerle un monumento bloguero.
Gracias.
Qué buena eleccion, Marian.
No conocía este poema y me ha parecido precioso, sobre todo el final. Me ha animado a leer algo de poesía española de esa época que realmente no conozco mucho (últimamente sólo me dedico a leer a Kirmen Uribe que me encanta y muchos poetas británicos).
Saludos.
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