miércoles, febrero 18, 2009

¿Para qué sirve la literatura?



Ahora es una pregunta repetida. Les presentamos actividades divertidas (sopas de letras, crucigramas, ejercicios interactivos...), les creamos blogs, cazas del tesoro, webquest y otras “chucherías” TIC, buscamos versiones cantadas de poemas, animaciones, vídeos, archivos sonoros, canciones que recreen los tópicos, motivos o temas estudiados, traemos periódicos al aula, conseguimos noticias sorprendentes, extrañas, que consigan interesar al alumno, sacrificamos la lectura de las obras canónicas en favor de las lecturas juveniles, trabajamos con textos curiosos, que traten temas actuales, que conecten con los intereses y con el entorno...Y ellos siguen haciéndonos esa pregunta. O sentencian, que todavía es peor: "Maestra, esto es un aburrimiento que no vale para nada". Antes no nos planteábamos si la literatura servía o no: si no gustaba, se estudiaba como un puro trámite; si te gustaba, disfrutabas de ella. Ahora, salvo excepciones (menos mal que las hay: son las que hacen que la profesión siga mereciendo la pena), la literatura no interesa. Pero además de eso parece molestar que exista. Y esos principios constructivistas que tanto nos esforzamos en aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje no sirven apenas. Parece que estamos obligados a hacerles entretenida una materia sin que el alumno (y la alumna, claro) deba tener un mínimo interés por ella ¿No será que de tanto adornarla y querer hacerla apetecible hemos ayudado a hundirla? ¿No será que los alumnos se han acomodado a que siempre les demos lo que quieren? Yo no abogo por una enseñanza tradicional, cerrada a las innovaciones, más bien al contrario. Lo que sucede es que la apatía y el desinterés (a veces incluso la desfachatez) del alumno, y también la falta de colaboración por parte de la Administración, el hecho de que no se cuestione nada de esto por parte de las autoridades competentes (o incompetentes...), me provoca desánimo, desilusión, desmotivación. A este paso vamos a sacrificarlo todo para tener a los chavales contentos: démosle para ello tuenti, messenger, móviles, videojuegos...En fin, no entiendo por qué debemos justificar constantemente la utilidad de los contenidos que impartimos (la literatura, la sintaxis, la morfología...) ¿Hay que explicar a estas alturas para qué sirve tener mayor capacidad de comprensión, hablar bien, adquirir cultura, tener nuevos conocimientos y, con ello, mayores posibilidades de disfrute?

11 comentarios:

Carmine dijo...

Querida, Marian, estoy segura de que yo no lo hubiese argumentado tan bien como tú. Suscribo todo lo que dices con mis veintidós años de experiencia en la Enseñanza. Y sí, desde luego, debemos tener muchas cosas en común. Creo que eres una profe "a mi usanza", ni mejor ni peor que otros, sino que tenemos diferente punto de vista a la hora de enseñar, porque estoy contigo en que ahora se lo "edulcoramos" todo para hacerles más atractiva la asignatura y la lectura, cuando el fin último de una novela, poesía o drama es DISFRUTAR. Pero como tú dices, no hay que desanimarse porque siempre hay chicos y chicas que se "enganchan" a leer. Los frutos se recogen cuando años después te los encuentras y te dicen !Cuánto me acuerdo de ti cuando me leo tal libro!. Un abrazo muy grande. Carmen.

Juan Antonio González Romano dijo...

Marian: a mí también me lo preguntan, claro. Mi respuesta suele ser que si una asignatura lleva en los planes de estudio desde hace tantísimos siglos, por algo será. Desde luego, no parece que el alumnado sea el más indicado para cuestionar la pertinencia de ciertas materias. Como tú dices, si fuera por ellos, un chat, un tuenti y poco más.
A mi juicio, el error primero es considerar que la enseñanza tiene que ser, ante todo, lúdica. Ni el esfuerzo ni el sacrificio son lúdicos per se; sólo dan satisfaccione a largo plazo. Eso no quiere decir que tenga que ser un tostón, falacia contraargumentativa que emplean algunos.
Además, poniéndonos líricos: ¿por qué todo tiene que "servir" para algo? ¿No es necesario también el puro placer de leer sin más? ¿Aprenderá alguien a leer y a amar la literatura si desaparece de los planes de estudios? Más que dudoso, ¿no crees?
En fin, no quiero extenderme más; es un debate que me apasiona, y no paro...

Evaristo dijo...

Hoy le he preguntado a una compañera que volvía del teatro con alumnos de 4º de secundaria, cómo le había ido. Me ha contestado que a ella le había parecido muy adecuada la adaptación de Larra que han visto, pero que a los alumnos... no sabía.
Yo le he dicho (en esta conversación de pasillo que creo que se ajusta al contenido de esta entrada)que a mí, la opinión de los alumnos me da igual, que ya me la sé, que tenemos que convencernos y convencerles que la lectura, la literatura, el teatro, no siempre es divertido, que muchas veces exige esfuerzos y conocimientos para poderlos disfrutar, que no queremos, ni debemos, competir con la tele, el messenger y el cine comercial.
Que lo nuestro es otra cosa.

A_ca_dia dijo...

Ay!Como te entiendo! Yo pienso como tu. Nos estamos perdiendo ante tanta motivación, tanta actividad diferente...creo que empezamos a perder un poco el norte. Y encima, nos encontramos en una sociedad que rechaza todo aquello que no produce una ganancia económica momentánea o un placer corporal instantáneo. Y todo se junta, se hace una montaña...el otro día un alumno dijo: "con esto no vas a ganar dinero" y yo le contesté: "yo me gano la vida con ello". Por supuesto, encontró otra respuesta impertinente, pero por un segundo, se quedó en blanco.
Lo que yo me pregunto es: si todos los profesores con los que me he topado en mi camino (TODOS) ven que el sistema no funciona, ¿porqué nadie lo cambia? ¿porqué nadie nos escucha? es más, ¿acaso lo explicamos? ¿o el problema es que nadie quiere llevar la contraria al inspector? yo no entiendo nada...

Doxa Grey dijo...

Es un verdadero problema, Marian, hasta en filología. De hecho, la mayor parte de los (cada vez menos) alumnos matriculados prefieren la literatura. No sé qué ocurre, pero parece que todo tiene que "servir" para algo. Todo. Y sinceramente, creo que no sólo importa que uno se diviera estudiando, de hecho eso lo considero un problema: no paran de inculcarnos el "aprender jugando" pero creo que el esfuerzo personal es fundamental, y eso es muy difícil. Somos una generación de ocio, y cada vez más, y parece, encima, que nos tienen que tener entretenidos constantemente, no sea que nos traumaticemos.

Ánimo, de verdad, porque yo empiezo a considerar que es una causa perdida.

Unknown dijo...

Mi respuesta a esa pregunta formulada por los alumnos es: "Pa' que coman mis hijos, ¿te parece poco?". El para qué sirve tal o cual contenido curricular es algo que podríamos estar planteándonos hasta el fin de los días. A nosotros, la especie "prodelenguay lite", se nos ha asignado la tarea no sólo de enseñar verbos, preposiciones, ortografía, autores y obras (otros enseñan logaritmos, escalas musicales, clases de músculos, la clasificación de las rocas, la ley de Ohm...)sino que además hemos de enseñar a leer y a escribir y ¡Hemos de crear lectores! ¡Y además, la clase tiene que molar! Creo que cada edad tiene su tiempo: en 1º de ESO busco lecturas motivadoras que sé que funcionan, soy generosa con el espacio y el tiempo dedicado a la lectura y ofrezco diversas posibilidades para crear lectores, aunque sea de "Mortadelos".A medida que subimos de curso alterno esto con otros textos que creo que, si no es en el instituto no van a leer -al menos la gran mayoría- jamás en su vida. En 3º, por ejemplo, leo sin ningún sonrojo el Lazarillo en clase (somos muchos los que lo hacemos) Por eso, año tras año, me empeño y en 1º de Bachillerato leemos "La Celestina", "El Quijote", "El caballero de Olmedo" y cosas así de raras. Ya sé yo que no son sus lecturas de cebecera, así que procuro facilitarlas con guías, con evaluaciones razonables, con tiempo para leer en clase y solucionar dudas. El caso es que no he tenido noticia de la muerte de ninguno por esta razón y, si bien mis alumnos maldicen al pobre Cervantes, me doy por satisfecha cuando doy las notas y, la mayoría de ellos, están a punto de reventar de orgullo porque se han leído (o mal leído) ese "tocho" de libro. Además,¿no se supone que debemos enseñarles nuestro acervo cultural? ¿Tenemos que pedir permiso o perdón para acometer estas tareas? Recuerdo en el segundo o tercer año de trabajo como profesora, allá por 1995,en una reunión de padres (yo era la tutora). La cuestión era que como se me había ocurrido mandar leer a los alumnos de 4º de ESO una selección de artículos de Larra. "Señorita, esto no hay quien lo entienda;además, ¿no ha pensado en mandar algo clásico?", dijo un padre. Pues eso, pa' que coman mis hijos.

eduideas dijo...

Esa pregunta es extensible a otras áreas, no le ven la utilidad a la mayoría de cosas que estudian porque quieren todo inmediato, fácil y no comprenden que el saber pueda ser una finalidad en sí mismo, aparte de permitir acceder a otros conocimientos.

No creo que el problema sea que se adorne demasiado, aún falta mucho esfuerzo ahí y sigue habiendo demasiada memorización de autores y obras sin contexto ni fragmento que lo justifique.

Juanma dijo...

Juan Antonio González Romano tiene la costumbre de ser plenamente certero en sus análisis, artículos y comentarios. Sus palabras, una por una, las hago mías. Como es amigo, sé que no me lo tomará a mal (ni es la primera ni será la última vez que se lo hago).

Besos.

Antonio dijo...

Para echar un ratito de placer buscando la belleza escondida del ser humano. Como el sexo pero en plan culto.

Antonio

Anónimo dijo...

En la sombra del viento un personaje le dije a Julián que "los libros son aburridos" a lo que contesta Julián: "Los libros son espejos: solo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro".
Cuando veo a un alumno que se interesa por la literatura o la lectura pienso que ese joven no lleva el aburrimiento en sus venas.

Marian dijo...

Todos hacéis unos planteamientos muy acertados. Yo, desde luego, no me cuestiono la utilidad de la literatura, pero me entristece bastante el trato que, en general, se le da. En fin... me quedo con esa frase tan positiva de Julián sobre los libros (o, más bien, sobre los lectores).
Saludos a todos y bienvenidos a los que pasáis por primera vez por aquí.